miércoles, 5 de noviembre de 2014

Quiero ser libre (2/?)

Pairing: Tegomass

Una visión negra ocupaba todo el sueño, ¿Qué era? ¿Qué es lo que pasaba?
Esas preguntas se hacían presentes en su mente, era un caos; sus manos se posicionaron en ambos lados de su cabeza. 

-¿Qué es lo que sucede? .- Su desesperación era tan notoria que su nerviosismo lo delataba. No sabía dónde estaba y, aquel paisaje negro, solo aumentaba esa curiosidad en su mente. No podía continuar estando parado en medio de la nada; sus pies avanzaron y luego ese ritmo fue aumentando hasta correr. No llegaba a ningún lado, además, tampoco tenía una meta propuesta, ese lugar era confuso y frío. Vio una luz extraña a lo lejos, quería envolverse en ella, sentir esa calidez llegar a su cuerpo; ya no quería más esa oscuridad y frialdad del ambiente; quería despertar.


Sus ojos se abrieron con tal brusquedad que la luz le dañó un poco, cerró sus ojos con fuerza tratando de acostumbrarse al tono de luz de la mañana. Su cuerpo, se miró variadas veces comprobando que estaba sudado, ¿Cómo podía ser posible? Revolvió su cabello sin entender nada de lo que sucedía, no podía ser sudor normal, ya que el ambiente no estaba tan caliente esa mañana, de hecho, era fresco y perfecto para ir a la playa.

-Necesito una ducha.- Lo dijo al aire, como si alguien fuera capaz de escucharlo pero no era así. Buscó en un pequeño armario alguna toalla, solo encontró un par blancas y un albornos, agradecía al menos que tenía cambio de ropa.

Bostezó con pereza y rascó su nuca, levantó sus brazos para estirarse hasta que una enfermera llegó a desearle los buenos días.

-Buenos días, ¿A dónde te diriges?.- Su tono fue con ternura, eso no le hizo enfadar para nada.

-Necesito una ducha … Claro, si no es molestia o algo, espero el médico no se enoje solo porque quiero bañarme.- Su sarcasmo se hizo notar, ella solo dejó salir una risa traviesa y negó con la cabeza, “bien, algo libre que puedo hacer”, dijo en su mente.

En 30 minutos había salido de esa ducha, sentía que hacía mucho que no se bañaba, se sentía más relajado y limpio. A pesar de todo, estar en el hospital no le agradaba para nada, refunfuñó mientras devolvía las cosas en un pequeño armario, suponía que tendrían que limpiarlas después. Al cerrar la puerta, se encontró de cara con una de las enfermeras, ella le preguntaba que hacía levantado.

-Bendita casualidad.- Pronunció en un tono sarcástico, ¿Porqué todas las enfermeras le pronunciaban la misma pregunta.- Sabe … Ya he perdido la cuenta de las veces que me han repetido eso aquí en el hospital.- Ella alzó una ceja, molesta de aquella intervención dura y pesada de ese chiquillo. Pasó de él, después de todo, si no se encontraba mal no había necesidad de llamarle la atención y tenía cosas de las que preocuparse más que la actitud de ese chico.

-Vaya, es la primera que pasa de mi … Merece algo de respeto.- Mencionó divertido, ni siquiera, lo mencionaba con esa actitud, solo pensaba en fastidiar.


Suspiró realmente aburrido, se encontraba en el pequeño jardín que poseía el edificio; miraba a otros enfermos que se paseaban por allí, nunca se detuvo a pensar en las otras personas que habitaban aquel lugar, aunque días anteriores había hablado con algunos de ellos. Cerró sus ojos queriendo dormir en la tranquilidad del jardín, como su rostro era acariciado por el viento fresco y frío.

-¡Oye, deberías estar en tu habitación!.- Una de las enfermeras se acercaba corriendo hasta él. Rio con malicia hasta sacar su lengua, era una forma irónica de reírse de la situación.

-Hora de huir.- No sabía porque pero, ya sus piernas se movían, logró entrar por una de las ventanas. Corrió sin cansarse pero, sabía que no sería así por un buen rato; vio una habitación abierta y no dudo en encerrarse allí. Su adrenalina estaba completa, su pecho se movía demasiado agitado, extrañaba el sentimiento de correr hasta terminar agotado, extrañaba jugar fútbol con sus amigos. Quería recuperar el aliento hasta que una voz le sacó de sus sentimientos.

-Pero, ¿Qué rayos haces aquí?.- “Genial”, pensó, Se giró hasta encontrarse con ese chico nuevamente, aunque ahora era distinto, ya la venda no cubría sus dos ojos, sino solo uno. Notaba esa cara de fastidio y frustración en el rostro ajeno, como esa ceja se alzaba con tanta rabia.

-Disculpe, su excelencia. Aunque debo decir que, tengo tan mala suerte de siempre toparme con usted.- Lo dijo con el tono más pesado todavía.

-No te creas, ni que me gustara toparme contigo, egocéntrico.

-Eso más ha sonado como una alabanza, que una crítica.

-Ni te creas, pequeño. No porque tenga paciencia, voy a dejar que andes de chulo por todo el hospital. Ya tu presencia me molesta, y apenas, llevamos coincidiendo dos días, o incluso menos.

-¿Te crees dueño de aquí ya?

-Llevó más que tú.

-Y me dices que el chulo soy yo, capullo.

El chico de cabellos rojizos comenzaba a desesperarse, no entendía como es que ese chico le sacaba de sus cabales, pero, no lo lograría, sonrió con malicia queriendo fastidiarle.

-Muy tarde, gilipollas.- Tocó un botón, el chico rubio solo rio a carcajadas, “¿Qué puede hacer un tonto botón?”, pensó sin dejar de reír. Un par de enfermeras y médico entraron, lo iban a regañar, miró al otro con cara de pocos amigos pero, se sorprendió de algo, toda la habitación estaba distorsionada.

-Pero, ¿Qué co …?.- Tomó su cabeza con sus dos manos, comenzó a gritar como nunca pensó hacerlo, el dolor era insoportable. Las enfermeras se sorprendieron, el doctor tomó una jeringa hasta inyectarla en el brazo del menor quien no dejaba de moverse. El chico mayor se acercó a los otros, quedó impresionado con ello hasta que cruzó la mirada con el menor en el suelo, aquel rubio sufría, no esperaba ver nunca algo así. Una parte de él se sentía culpable, pero la otra le decía que lo merecía. Apartó su mirada, ya no quería ver más, que se lo llevaran de allí, mordió su labio inferior hasta que escuchó apenas un susurro, “Massu”. Se giró impresionado pero, el chico yacía completamente dormido en el suelo, ya el médico lo depositaba en una camilla, tendrían que llevarle a urgencias y calmar ese dolor.


¿Dónde estoy?¿Qué hago aquí? Me hice esa pregunta una y otra vez. Era un cuarto oscuro pero, distinguía una pequeña luz preveniente de una habitación. Mi curiosidad me llamó a acercarme a ese lugar; di grandes zancadas hasta escuchar el llanto de una mujer. Podía distinguir a dos personas, aquella mujer y a un chico, no sabía porque pero, sentía que le conocía, ¿Dónde lo había visto?; ellos dos conversaban.

-Es tú culpa … No sé porque naciste, no sé ni para que te tuve, ¡Sólo lograste que se alejara de mi!

-Mamá por favor, has tomado demasiado, deberías ir a descansar.

-¡Cállate! ¿Es que no entiendes? Siempre has tenido la maldita culpa.

-¿Por algo que no he hecho? Mamá, por favor, has tomado demasiado, ¡Ya basta!

-No me levantes la voz, ¡No lo hagas!

Lo último que pude apreciar, es como ella lanzaba una botella de whisky a la cara de su hijo, cubrí mi boca no queriendo que me encontraran, ni sabía si podrían oírme pero, me impresioné. Aquel chico cubría uno de sus ojos, enseguida gritó de dolor, tanto que me dio una punzada en el pecho.

-Yahiko …Pero, ¿Qué demonios ha pasado?¡Takahisa!

Un hombre mayor entraba corriendo a la habitación, trataba de entender la situación, como su hijo no dejaba de gritar de dolor, la mujer se quedó petrificada, luego, pareció que entraba en sus cabales nuevamente y fue corriendo a socorrer a su hijo.

-¡Oh dios mío! Takahisa, perdóname …

-Ya basta … Nunca pensé que llegarías a esto …

-Ha sido tú culpa, ¡Te has ido!

-Es porque estoy harto de que siempre me culpes de todo …¡Estoy harto!

-Basta … Por favor …

Ese chico llamado Takahisa perdió el conocimiento al momento, su padre llamaba  necesitado a una ambulancia mientras su madre no dejaba de llorar; ¿porqué soñaba algo que no me pertenecía?. Cerré mis ojos hasta volverlos a abrir, ya en un abrir y cerrar de ojos se llevaban a ese chico pero, me impresioné al ver de quien se trataba.

-Massu ….

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El dolor era agudo, Tegoshi abrió los ojos con demasiada pereza, parpadeó un par de veces hasta poder acostumbrarse a la luz de la mañana. Solo quería dormir un poco más hasta ver a su madre hablar con el médico y su abuela tomando su mano.

-Cariño, ¿Cómo te sientes?.- Su abuela sonrió, acarició su mejilla y le dedicó una ternura que le llamaba a la paz.

-Como si me hubiese arrollado un camión.- Ella sabía de su humor así que no dudó en reír hasta que su madre se acercó demasiado alterada.

-¿Cómo eres capaz de bromear aun estando en ese estado?.-Él trataba de entenderla, pero, siempre terminaba siendo todo lo contrario.

-Vamos, no lo molestes ahora. Déjalo descansar, hija …-La pequeña anciana la hacía entrar en razón; ella resopló pero, cambió completamente su actitud, estaba más relajada.

-Lo siento, ¿Cómo te encuentras, hijo? Nos has dado un susto de muerte.- Esa no era la intención de Tegoshi, aún así, se sintió mejor cuando su madre tomó su mano. Hablaron por horas, su abuela contaba algunas historias graciosas tratando de relajar el ambiente, a él le gustaba eso de ella. Su madre de vez en cuando le regañaba, sentía que lo merecía por haberlas asustado de ese modo, el accidente y luego este repentino ataque, él era orgulloso pero, sabía perder aquella actitud cuando era necesario.

La hora de visita había acabado, su madre y abuela besaron las mejillas del menor nada más al despedirse; debía de dormir. La enfermera revisó aquel suero que tenía puesto, sentía su cuerpo demasiado pesado como para reaccionar o decir algo, así que optó por dormir lo que fuese necesario.


Despertó a media noche, no podía dormir, ese sueño otra vez se repetía, aunque más que eso, parecía el recuerdo de alguien más, de ese chico. Movió su cabeza a ambos lados, era imposible que pudiese saber algo de ese chico, ¡Apenas le conocía!

-Imposible …

-¿Qué es tan imposible? …-Esa voz le llamó la atención, el chico de cabello rojizo yacía apoyado en el umbral.

-Nada, ¿No deberías de estar en tu habitación?

-Y eso, ¿A ti qué te importa?

-Ah, vale. Entonces, ¿Qué haces en mi habitación?

-Solo decirte que te alejes de mi, ya no te quiero cerca.

-Ni que estuviera acechándote, chico acosado.

-Basta, no digas eso, ni siquiera me conoces.

-Tú lo has dicho, no nos conocemos, entonces, no deberíamos vernos y ya, ¿No?

-Es la primera cosa coherente e inteligente que te he escuchado decir.

-Ya, no te pases de listo.

-Solo eso … Déjame en paz, no es bueno para los dos.

-¿De qué rayos hablas?

-Sólo eso, no es bueno, somos demasiado diferentes, discrepamos bastante … Es como si te odiara.

-No sería novedad.

Se quedaron en silencio por unos largos minutos, ninguno se miraba a la cara, ¿Qué ocurría? El chico de cabello rubio quiso mencionarle aquello, ese sueño que no le correspondía tener. Es como si hubiese irrumpido en la memoria de un chico que ni le caía bien, ¿Qué sentido tenía?

-Ya me voy …-Mencionó el pelirrojo, se aproximaba al pomo de la puerta pero, se detuvo, Tegoshi le miró demasiado incrédulo hasta que, el otro buscó su mirada con una necesidad que nunca le había interpretado como tal.

-¿Sabes mi nombre? No recuerdo habértelo mencionado antes, ¿No?

-Ni siquiera sé de que rayos hablas, sal de aquí …

-No es necesario que lo digas, ya salgo yo de aquí y de tu maldita vista …Úsala bien.

Esa arrogancia hizo reaccionar a Tegoshi pero, no pudo hacer nada, refunfuñó un montón de veces en la cama pero, nada podría apagar su orgullo y lo poco fuerte que se sentía en ese instante. Lo mejor sería recuperarse pronto y salir de ese jodido hospital, ya estaba bastante harto con todo.

Cerró sus ojos fastidiado pero, la pregunta que antes ese chico la había dicho, ¿Tenía algún sentido? Lo último que recordaba antes de desmayarse era, haber visto su rostro asustado; ese chico pelirrojo apenas y mostraba algún sentimiento, excepto ese día que le encontró llorando en ese cuarto, igual, había demostrado demasiada amabilidad con él el primer día, no hasta, haberle despojado de esa venda y darse cuenta que uno de sus ojos ya no tenía visión.

-Claro … Lo mejor es olvidarme de ti, ¿No? Takahisa.- Recordaba el nombre que su padre y madre repetían, sabía como había logrado que ese chico perdiera su visión, pero, no le correspondía hablarle de ese asunto. Ya no era de su incumbencia.


*Nota: Espero poder hacer capítulos mas largos después, lo siento por la demora, debo dos fics pero no los dejaré botados. Este episodio ha sido algo intenso pero, no quería que se llevaran bien enseguida xD no en los primeros capítulos, hay cierta rivalidad pero, algo los une, ¿No?
Los dejo con la intriga, ¡Hasta la próxima!